ENSEÑAR SIN EXPLICAR.

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Origen de esta imagen: Guíainfantil.com
A principio de curso, con mis alumnos universitarios, utilizo algunas estrategias de choque para hacerles ver el cambio que yo les propongo. Desaprender dicen los «coaches educativos». Una de esta estrategias es la de las palabras prohibidas.

Mis alumnos de maestros se sorprenden, casi se echan las manos a la cabeza,  cuando una de las expresiones que les prohíbo es la de que el «maestro explica». ¿pero, entonces,  cómo van a aprender los alumnos? -se preguntan.-  Comienzo a ofrecerle información de  aquello que llamamos guiar, orientar...dar pistas (que es una expresión que les gusta mucho). Imaginaros cuando les indico que tampoco el libro de texto son buenos aliados del aprendizaje activo. Casi desfallecen. En un momento pierden de golpe sus dos referencias máximas del cómo se enseña: mediante explicaciones  y por medio de los libros de texto (que indican al alumno  lo que tiene que hacer).

Y es que, estamos tanto tiempo acostumbrados a que el maestro «explique»...que parece que  la esencia del magisterio es explicar, y tanto tiempo arraigados a la cultura libresca que  pareciera que la única forma de aprender un alumno es estudiar lo que viene en los libros.

Sin embargo, el cambio metodológico pasa por entender que el maestro, lejos de dar explicaciones (lecciones magistrales), debe acompañar a sus alumnos en recorridos de investigación para aprender aquello que el maestro no les "ha explicado". Otra de las metáforas es que «lo mejor de viajar está en el viaje , no en el destino».  El maestro siempre debe estar pendiente del proceso ...siempre estar al lado de su alumnado, ofreciendo y facilitando herramientas o claves para la exploración de nuevos aprendizajes. ¿Qué sentido tendría hacer un viaje si ya conociéramos lo que vamos a ver y disfrutar? Y es que cuando primero explicamos (damos los resultados y las respuestas que nunca nos preguntaron) «matamos» el interés por hacer el recorrido de aprender y la posibilidad de recorrer rutas alternativas y creativas.  Que levante la mano. les digo- aquel que quien quiere que le cuenten el final de una película cuando va a comenzar a verla. Claro, todos callan.

En otra metáfora muy simple  les indico que «dar clase» debe ser como una «ginkana» de aprendizaje, donde cada descubrimiento supone una nueva motivación; y en cada aprendizaje, es necesario la aportación de nuevas pistas, nuevos caminos por donde buscar un nuevo reto. La clase como un juego investigador que nos llevará a nuevos descubrimientos y a construir conocimientos individuales y colectivos.


Hoy encuentro a Marc Prensky en ABC y a su nuevo modelo de pedagogía, al cual llama coasociación. Educar por asociación.

En este método las teorías sobran y el docente debe estar para  potenciar habilidades de orden superior: un pensamiento eficaz, una acción efectiva y una realización efectiva, que son las que llevan al éxito a nuestros alumnos.

Se trata de un modelo educativo basado en ofrecer preguntas y esquemas de procedimiento, que sin ser nuevo nos resulta sorprendente. Y es que, en educación,  hemos estado un par de siglos ofreciendo solo respuestas y modelos cerrados y repetitivos. Se trata de proporcionar a nuestros alumnos  entrenamiento en las rutinas de pensamiento, en el establecimiento de rutas neuronales ejercitadas para la solución de los problemas diarios que nos ofrece la vida.
Un modelo , dice Prensky , donde los alumnos se especialicen en la buscar información y transformarla en aprendizaje mediante un proceso sistemático y activo de interacción, reflexión y comunicación. 


5 comentarios

  1. Es frecuente la figura del maestro de primaria que se defiende más o menos en inglés pero tiene dificultades para enseñar matemáticas, por no hablar de su habilidad con el dibujo, la música o todo aquello que suponga cierta combinación de creatividad y movimiento. Tan frecuente como pueden serlo los profesores de secundaria que desconocen mucho de lo que se les exige a los alumnos en otras asignaturas distintas de la suya. Es una realidad de nuestro sistema educativo que no está exenta de hipocresía.
    Algo que casa mal con la supuesta formación integral que se pretende proporcionar a todos los que están escolarizados. Porque, si los responsables de esta formación no tienen esta vocación de globalidad, difícilmente puede conseguirse que la educación consista en algo más que en la preparación, por selección, de los futuros académicos.
    No se puede enseñar lo que no se sabe. No se pueden utilizar bien las nuevas tecnologías si estas tecnologías se desconocen. No se pueden abordar las matemáticas a través de la música, ni reconocer la geometría en el Arte si ambas cosas se ignoran.
    Desconocemos muchas cosas. La ciencia y la historia, por ejemplo, tienen muchos interrogantes por resolver; y sin embargo se enseñan transmitiendo la sensación de que ya se sabe todo. No se puede seguir aprendiendo si uno no es consciente de su ignorancia. Y uno es tanto más inconsciente de ella cuanto más se cree que sabe.


    http://www.otraspoliticas.com/educacion/la-escuela-del-siglo-xxi

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  2. Me gusta mucho el documento completo, del que me quedo con otro párrafo:

    Si hay algo importante que todo educador debería saber es que el ser humano, no solo
    su cerebro, todavía está por construir; que una cosa es su estado, como ahora está, y
    otra cosa es su ser, su esencia y los estados que podría llegar a alcanzar.

    Muchas gracias por aportar tu punto de vista a este blog que, sin duda, mejora con tus aportaciones.

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  3. Cierto, Jose. El reto es que cómo gestionamos la explicación y cómo la comunicamos. Transformar lo que callamos en creatividad y provocar con lo que decimos el interés por indagar, ayudando a generar nuevos aprendizajes. Explicaciones breves, bien comunicadas, y proyectos de aula en los que el docente facilita, explica dentro de esa frontera que provoca un nuevo aprendizaje. Saber comunicar debiera ser una competencia esencial del docente. Un placer leerte.

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  4. Gracias Ramón por tu comentario. Estamos en sintonía..qué digo! en sinergia absoluta! Un abrazo.

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